A partir de la adolescencia nos damos cuenta que en casa existen unas figuras que nos educan o lo intentan, ellas son como nos vemos en el espejo paterno.
Nos educan con sus normas y con sus acciones, también podemos denominarlas ejemplos. Los adolescentes pasan a adultos y se plantean su vida y ahí nos vemos en el espejo paterno. Ese espejo refleja lo bueno y lo malo de ellos.
Intentamos aprovechar lo bueno y rechazar lo malo, pero es todo subjetivo, tanto lo que nos parece bueno como lo que nos parece malo.
En todas partes “cuecen habas”, Suecia”paraiso” de la sociabilidad para los mediterraneos nos descubre que “no todo el monte es oregano”, en la serie “Amor y Anarquía” , ficción por descontado, tenemos claros ejemplos de las relaciones paterno filiales.
Como “vemos” a nuestros padres marca nuestros objetivos, nuestros deseos y nuestras filias y fobias.
La relación de la personaje principal de la serie pasa por diferentes momentos durante su vida, pero cuando se le comenta que ella puede llegar a ser como su padre, la “explosión” es irresistible.
Aprender de los errores de nuestros padres no evitará que cometamos los nuestros propios, escuchar y respetar a nuestros hijos nos ayudará a que sean más llevaderos para ellos.
Como padres, educaremos, hablaremos, lucharemos y ellos, POR SUERTE, decidirán su destino….